28 May
28May

De los recuerdos que más atesoro de mi infancia es una vez que fui con mis papás y hermano al parque. Había muchas cosas para comer ahí, como buena niña se me fueron los ojos detrás de cada una. Al ver mis ojos de deseo, mi papá me preguntó: ¿Qué quieres? sin dudarlo dos veces le dije: “Papi, quiero un helado”. En ese momento mi papá fue y compró helado para todos. Ese fue un recuerdo muy feliz y que incluso hoy hago memoria de eso como si hubiese sido ayer. 

No sé si tú lo haces, pero yo, cuando intento conocer a alguien le pregunto qué le gusta:su comida favorita, su color favorito, la época del año que más le gusta, pero también ¿qué quiere con su vida? ¿qué quiere hacer en x tiempo? y saber cómo se proyecta esa persona, como se ve, qué es lo que más quiere en esta vida. 

Retomando mi historia, pasó el tiempo e inicié mis estudios universitarios, y en una materia, una profesora comentaba que, en las psicoterapias se le preguntaba a la persona una vez dijera todo lo que le había llevado a la consulta, qué era lo que quería. te coloco un ejemplo: llega un chico de 15 años a consulta porque sus padres le dijeron que debía ir,ya que este se comportaba mal en el colegio. lleno de rabia porque no quería estar ahí,habla con el terapeuta y se desahoga, pero no llega al motivo puntual de qué era lo que tanto le molestaba. Cuando el terapeuta le pregunta: y tú… ¿qué quieres? (porque era claro que sus papás querían que el se portara bien y no les diera problema). Este responde -lleno de lágrimas-: “QUIERO QUE MIS PAPÁS ME PRESTEN ATENCIÓN”. Me imagino que eso debe ser una de las cosas más difíciles para cualquier persona, que no sientas la atención de los que amas y que además de te cueste mucho reconocerlo.

¿A qué quiero llevarte con esto? 

A que te cuestiones lo que quieres, creo es una pregunta que todos deberíamos realizarnos en cada momento de la vida. Ese sería el boleto de saber que estás haciendo, y recibiendo justo lo que deseas. Tal vez te ahorres muchos problemas al hacerte esta pregunta de seguido. Así no tendrías que molestarte con tu pareja cada vez que no cumple tus expectativas (que no le manifiestas), sabrías cuándo hacer o no un favor, sabrías qué permitirte y con quién rodearte. 

Pero esto no debería quedar como un anhelo caprichoso para complacerte, esto es más por ti, por tu paz, por tu salud mental, por tu alegría, por tu auto conocimiento, por todo lo que sueñas, esperas y deseas ver materializado. Tal vez no sea una pregunta llamativa, pero sí es algo que te llevará a ser libre de verdad, a escuchar la voz de tu corazón, no a hacer crecer tu egoísmo, de eso no se trata.

Saber qué quieres, hace que los demás lo vean, que lo puedas expresar y todos sabrían a qué atenerse, incluyéndote. Mira mi historia del helado, me preguntaron lo que deseaba y recibí lo que deseaba. Dicho de otra forma, un poco más personal, me dieron lo que deseaba porque sabía lo que deseaba. ¿será por eso que te frustras tanto? ¿porque no sabes lo que deseas? ¿o si lo sabes no lo expresas?

Hoy solo quiero que te respondas esta siempre pregunta, empieza a comprar terreno en tu interior, ya después vendrá el momento de “comerse el mundo”. 

Por hoy… ¿qué quieres?


Siempre con deseo de aprender.

-Mariale.

Foto de Thomas Griesbeck en Unsplash

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